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viernes, 11 de febrero de 2011

Letonia y su crisis

Letonia
Aunque ya hace meses que la situación económica de Europa del Este ha dejado de estar de moda, sus problemas siguen sin solucionarse y su solvencia sigue siendo un peligro económico global. No obstante, aunque lo consideremos una misma región económica hay muchas diferencias entre los países y uno de los más curiosos es Letonia, que tiene el triste honor de competir con España por la mayor tasa de paro de la Unión Europea.
Letonia es un país joven (fue independiente de 1918 a 1940 –víctima del acuerdo nazi-soviético- y de nuevo desde 1991) con poco más de 2 millones de habitantes que en poco tiempo pasó de una estructura económica “comunista” dirigida por Rusia a un experimento ultraliberal que originó unas cifras de crecimiento asombrosas y a la situación actual en la que la solvencia del país depende –de nuevo- de la ayuda exterior. Lo primero que hay que resaltar es que desde que Letonia recobró su independencia se volcó en olvidar el pasado soviético (en 1991 dieron la ciudadanía sólo a aquellos que pudieran demostrar su residencia en Letonia antes de 1940, y a sus descendientes, dejando sin nacionalidad a la minoría rusa –el 30%- que la consiguió 10 años después pero que aún es discriminada) volcándose en occidentalizar el país (en 2004 ingresó en la OTAN y la UE) y construir una economía radicalmente distinta, se puede decir que llegaron al liberalismo por su nacionalismo antisoviético. En política siempre han estado gobernados por la “derecha” que estableció un tipo impositivo único para todos los asalariados (“flat-tax”) del 23% en 1997, despido libre y prácticamente gratuito, condiciones fiscales muy ventajosas para las empresas y sin costes a las ganancias de capital.
Se convirtió durante muchos años en uno de los países con mayores crecimientos del continente y desde 2004 de la UE (con crecimientos del PIB de dos dígitos). Los bancos escandinavos inundaron de crédito barato el país provocando una burbuja de consumo que tuvo su reflejo en la burbuja inmobiliaria: un apartamento de dos habitaciones en Riga –la capital- costaba 250 mil euros y se vendía sin entrada cuando el salario medio de un letón es de 400€ al mes. El paro se redujo a un 5%, y desde 2006 hasta 2008 el costo de la mano de obra se duplicó. La inflación se triplicó hasta el punto que la ropa local y costo de los alimentos eran de casi el doble que en Inglaterra. En 2007, los letones presentaron la menor tasa de ahorro de los hogares en la UE y, contra lo que se pudiera pensar, era típico ver a letones viajando a Alemania y Finlandia a comprar productos más baratos que en su país. Según la Asociación de Bancos de Letonia, los préstamos y créditos baratos se habían cuadruplicado desde 2004 hasta 2008, alcanzando el 95 por ciento del PIB de Letonia a principios de 2008. La mayoría de las inversiones fueron en la construcción de viviendas y edificios de oficinas – en lugar de la capacidad de exportación – en la creencia de que los bienes raíces -¿Os suena de algo?- crecen de forma indefinida. El resto fue a comprar productos importados, muchos de ellos subsidiados, lo que debilitó la fabricación local de Letonia y la base de exportación. En 2007, Letonia tenía el segundo mayor déficit comercial en la UE, después de Bulgaria.
Hasta aquí un esquema que ya vimos repetido en Irlanda e Islandia pero aún más agudizado por otra característica letona que le acerca al caso español: Según varios estudios internacionales, Letonia tenía el peor registro de corrupción entre sus funcionarios gubernamentales de alto rango de los estados post-soviéticos. En 2004, cuando Letonia se sumó a la UE, recibió más de $ 1 mil millones en “fondos estructurales” para el desarrollo de la infraestructura de Letonia -la modernización de las escuelas y la construcción de carreteras y puentes, entre otras cosas- pero junto con esos fondos se produjo un resurgimiento de la antigua afición al soborno típica de la era soviética. Un informe de 2004 de la Comisión Europea estimaba que alrededor del 20 por ciento de la mano de obra letona cobraba en negro, en comparación con sólo el 9 por ciento en Estonia.
Pero la crisis global afectó mucho a una sociedad con unos empleos y unos ingresos relacionados con el consumo. Las hipotecas pronto superaron a los sueldos. Según la Guía Mundial de la Propiedad, Letonia sufrió la mayor caída de precios inmobiliarios en el mundo: 50% en un año. En la actualidad hay propiedades que valen el 70% menos, muchas pymes han quebrado y son numerosos los saldos: zapatos importados comprados por 35€ ahora se venden por 5. Fuera de la capital, Riga, las grandes explotaciones agrícolas también se endeudaron y la bajada de precios de la leche y los cereales les está conduciendo a la quiebra. Como se puede apreciar aquí el PIB pasó de crecer 2 dígitos a bajarlos en poco tiempo:

El FMI y la UE aceptaron evitar con sus fondos la bancarrota del país a cambio de un plan de austeridad inaudito que ha supuesto una rebaja de dos dígitos en pensiones y sueldos de funcionarios y el cierre de al menos 30 hospitales. El Gobierno letón ha aceptado reducir drásticamente su presupuesto cada año hasta 2012, año en que espera adoptar el euro. Funcionarios del Gobierno esperaron hasta el día después de las elecciones municipales del 6 de junio para anunciar recortes del 50 por ciento en los salarios de los docentes. Y es que aunque con los fondos otorgados en diciembre Letonia pudo salvarse, para recibir el total del crédito aprobado debe reducir su déficit público del 9% actual al 5%, algo que no está consiguiendo –el recorte de gastos ha sido compensado por el aumento del gasto social hasta el punto que en agosto de 2009 los costes del gobierno central seguían siendo los mismos que en agosto de 2008- y que está precipitando una nueva crisis en el país. Los que más están presionando a la coalición de gobierno actual de Letonia son el primer ministro sueco y el gobernador del Riksbank, su banco central, ya que los bancos de aquel país son con diferencia los que más intereses económicos tienen, y exigen un enorme recorte presupuestario en 2010 que, a pesar de todos los ajustes, el propio gobierno letón espera sea del 8.5%. Los bancos escandinavos están perdiendo muchísimo dinero por la constante devaluación de la moneda letona y por la enorme cantidad de impagados pero también son conscientes de que aún sería peor la quiebra del país.
La negociación está tan tensa que el 5 de octubre el Daily Telegraph publicó que el ministro de Finanzas de Suecia, Anders Borg, había dicho a los bancos en secreto que se prepararan para el colapso porque Letonia no cumplía y no se le iba a dar más crédito y por tanto empezarían los impagos. Por el contrario, el gobierno letón, cansado de ceder (por ejemplo, han aprobado un nuevo impuesto sobre bienes inmuebles y cerrado varias empresas y servicios públicos) ha amenazado con una nueva ley que obligue a que las deudas hipotecarias de los letones con la banca extranjera se actualicen al actual valor de tasación de las propiedades (si se deben 200 mil por una vivienda que vale 100 mil, que la deuda quede en 100 mil), medida que más bien parece un órdago para conseguir la nueva línea de crédito que una medida real. En la polémica ha intervenido George Soros (que asegura ser neutral y no tener posiciones especulativas en Letonia): “La presión para reducir el gasto público cuando el problema está en el sector privado es un error que debe ser evitado”, “Creo que los países de la Unión Europea están en buena posición y deben ayudar a Letonia más de lo que están haciendo actualmente”. Por supuesto, los CDS de riesgo de quiebra se están tensionando y Moody´s y Standard & Poors están pendientes de las negociaciones para rebajar aún más el rating del país. Es cuestión de días o semanas el que se haga oficial si finalmente Letonia quiebra o no. El FMI y la Unión Europea están en medio de la “paradoja del amigo” (que ya comentamos con el caso de GM) al que si no le prestan más dinero jamás devolverá lo anterior prestado pero quizás sea mejor así que arriesgar más fondos… No debemos olvidar que Letonia es obligada por el FMI a hacer lo contrario de lo que los miembros del FMI hacen: mientras el resto del mundo ha utilizado el endeudamiento y el gasto público para intentar solventar esta crisis, Letonia es obligada a la austeridad.

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