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viernes, 11 de febrero de 2011

Crisis econòmica de Letonia

Letonia al borde del abismo económico… Y NACIONAL (2)
La mayoría de los nacionalistas letones han sido unos grandes defensores del capitalismo salvaje, y se han mostrado orgullosos de las políticas neoliberales que ha implementado el país. Pero ¿qué tipo de nacionalistas son? ¿Aman realmente a su país o aman sus bolsillos?

En este Blog hemos visto como una gran parte de los nacionalistas letones profesa un odio revanchista y casi enfermizo contra los rusos. Está es la única característica que comparten, y en la mayoría de los casos, ese odio hacia todo lo ruso es lo único que les identifica como tal. Más allá de ahí, el discurso de la mayoría está hueco de contenido, y por ello, está vacuidad ayuda a desarrollar simpatías hacia los alemanes (incluso hacía los nazis como oposición a los soviéticos), escandinavos y finalmente, hacia los neocons norteamericanos en el caso de los mandatarios.

Pero la realidad es cruda. La independencia y el futuro de la nación letona no la pone en peligro Rusia (aunque se hayan atrevido los gobernantes a afirmarlo durante la guerra en Osetia del Sur). El problema principal de Letonia es que está sojuzgada a intereses económicos foráneos para los que la población letona y sus niveles de vida no son una prioridad.

Un ejemplo muy sencillo es lo que se está pasado con el cambio fijo entre el Euro y el Lat (moneda nacional letona). Por cierto, en mayor o menor medida están viviendo parecidas circunstancias en Estonia, Lituania y Bulgaria, que junto con Letonia, mantienen el cambio fijo entre sus monedas nacionales y el euro.

Los pocos defensores de mantener el tipo de cambio fijo argumentan que no tiene sentido una devaluación en un país que no tiene nada que exportar, por ello señalan que la devaluación sólo producirá inflación. Según ellos, la economía es más fácil de manejar con una tasa de inflación baja. En consecuencia, la única receta que ofrecen es la reducción drástica del gasto público y el aumento de impuestos indirectos. Medidas que han adoptado los tres países bálticos a instancias, sobre todo, de los bancos suecos. Dicen que sólo así se evitará el impago masivo de hipotecas y préstamos concedidos en euros.

Este discurso esconde muchas trampas, y sobre todo, la imposición de políticas económicas que van en perjuicio de la población letona, del futuro de la economía del país y de los letones como nación. Al respecto, en diciembre de 2008 Juris Paiders publicó un excelente artículo (“La dictadura fiscal sueca en Letonia”) donde explicaba que los bancos suecos no tenían intención de quedarse en los Países bálticos por mucho tiempo. Compraron bancos e insuflaron la burbuja financiera e inmobiliaria para luego poder vender esos activos “tóxicos” a los alemanes, siempre dispuestos a volver al Báltico vía intercambio cultural y colonialismo económico. Pero antes de que se efectuase la compra, ya hablada con un gran grupo financiero alemán, llegó el pinchazo económico. Los suecos (y en menor medida, finlandeses, noruegos y daneses) se quedaron sin redondear el gran negocio, y ahora, sólo tienen una prioridad, salvar los muebles y evitar que sus inversiones en los países bálticos se devalúen, es decir, salvar el dinero de muchos planes de pensiones de ciudadanos escandinavos.

Por lo demás, resultan más que curiosas las recomendaciones escandinavas respecto a mantener el tipo de cambio fijo con el euro, ya que la corona sueca o la noruega no paran de devaluarse respecto al euro desde hace un año. Claro, tiene sentido si se pretende impulsar las exportaciones y así evitar que el mercado interno se inunde de productos extranjeros. ¿Qué Letonia no tiene nada que exportar? Quizás no tenga mucho que exportar pero una devaluación ayudaría a las pocas empresas que exportan, ayudaría a los agricultores para que al menos pudiesen seguir vendiendo sus productos de una forma competitiva, daría aire al sector turístico y ayudaría a la creación de nuevos proyectos empresariales con base en la economía real, en la producción de bienes y servicios que fuesen exportables. Esto significa entre otras cosas, paciencia. Es un proyecto a largo plazo, pero más sólido.

¿Pero si no hay devaluación estará asegurado el pago de las hipotecas y préstamos? Eso es una falacia, tal y como queda claro en las declaraciones de Neivelt, presidente del Fondo de Desarrollo Estonio, recientemente se quejaba diciendo que Estonia no es competitiva y que por ello, la única opción que tiene es reducir los precios costes y los sueldos:

<<…El dinero se ha devaluado en muchos mercados de exportación. Con nuestra base de gastos y de los precios ya no somos competitivos. Los alimentos polacos entran en Lituania y pronto estarán aquí. En breve no seremos capaces de producir alimentos de una manera competitiva (…) Hoy en día la situación es que las compras en el Reino Unido son más baratas, sentarte en un taxi es más barato que en Tallin, comer afuera es más barato que en Tallin (…) >>

No ha habido devaluación pero el paro no ha parado de crecer. Letonia ya está en el 10,4% y Estonia en el 9,2%. Esa población queda prácticamente excluida en un sistema de protección muy precario en el que el seguro de desempleo es insignificante, debido sobre todo a la doble contabilidad por la que se pagan los salarios, una pequeña parte oficial (en blanco) y una gran parte en negro (sin que pague impuestos y seguro de desempleo). A está situación hay que añadir el recorte de salarios generalizado. Mínimo del 10% y en algunos casos rondando el 30%. No hay devaluación pero para la gente es como si lo hubiese habido, tienen menos dinero en el bolsillo y por lo tanto, el mercado interno (demanda) se empequeñecerá y la gente tendrá grandes problemas para pagar sus préstamos e hipotecas. Sólo lo conseguirán a costa de empobrecer mucho su vida material y perjudicando al consumo interno del país.

Respecto a que la devaluación pudiera causar inflación, no parece una crítica seria. El riesgo actual es de deflación, y por ello, incluso la devaluación podría ayudar a evitar ese peligroso escenario. Al menos por ello no están preocupados los suecos, polacos, británicos, rusos, ucranianos, noruegos, húngaros… todos ellos han devaluado en parte su divisa respecto al euro, y muchos de ellos son vecinos de los Países bálticos con los que competirán por vender más en está parte de Europa; mientras fabricas como la de electrodomésticos Snaige de Lituania anuncia recortes en su producción, ¿dónde va vender sus productos con la moneda nacional lituana sobre valorada?

Pero el escenario aún puede y va empeorar mucho. El préstamo que va a recibir Letonia, de 7,5 mil millones de euros va a ser la tumba para el pequeño país báltico. Está ingente cantidad la van a utilizar para entre otras cosas sostener el cambio fijo del Lat respecto al euro, a cambio de prometer un sinfín de recortes en el gasto público que paralizará aún más la economía, una economía que antes o después colapsará por no poder pagar la deuda contraída y los intereses que se generarán. Mientras la política de intentar sostener la moneda se va hacer cada vez más dura, ya que los préstamos se adquieren en euros reforzando a está moneda respecto al Lat. Si demandas euros está moneda se fortalece (sube su cotización), pero resulta que se te ha metido en la cabeza no adaptarte a la ley de la oferta y la demanda para ajustar el precio del Lat porque hay unos señores escandinavos que tienen mucho interés en seguir haciendo negocio.

La solución más lógica sería la devaluación y volver a recuperar competencias en política monetaria y dejar de estar supeditados a la del Banco de Central Europeo. Es una cuestión de soberanía, en plena crisis es importante poder tener una política monetaria adaptada a las necesidades del país y sus habitantes, aunque ello suponga que los escandinavos tengan que dejar de ganar tanto.

Pero no, los nacionalistas letones son de cartón-piedra. Están al servicio de los intereses escandinavos. No devalúan por ahora (aunque si la cosa se pone muy fea ya hay negociado una posible devaluación de hasta el 15%), y en consecuencia, acelerarán el cierre de fábricas y negocios letones, mientras las firmas escandinavas como Rimi, Stockman, Narvesen, SwedBank, SEB, Norvik Banka etc. con más cintura financiera se irán quedando con la cuota de mercado y con el país.

Mientras el gobierno cierra organismos para promocionar la cultura y lengua letona, sube el IVA de los libros del 5% al 21% para estrujar más a la ya precaria industria del libro en letón, y prosigue hundiendo al país económicamente con las consecuencias graves que ello tiene en su demografía.

Letonia oficialmente ha perdido medio millón de habitantes desde la caída de la Unión Soviética, pero los números reales son peores ya que hay muchos ciudadanos empadronados que realmente están viviendo en Irlanda y el Reino Unido. La mitad de está huida ha ocurrido durante los años de crecimiento económico de dos dígitos, pero ahora que la economía letona se está contrayendo la fuga se acentuará. El efecto es doble, por una parte en la economía, Letonia necesita de mano de obra pero el país se niega a importar mano de obra extranjera; y por otra parte, está situación tiene un efecto peligroso de envejecimiento de la población que hace que los cambios sociales y económicos sean excepcionalmente difíciles de alcanzar en una sociedad poco dinámica. Y este es el problema real de la nación letona, es de esto y no de los rusos de lo que deberían de preocuparse los mandatarios letones, pero es más fácil identificar un enemigo, demonizarlo y hacer demagogia para desviar la atención de los auténticos problemas.

Quizás es que no existen nacionalistas de verdad en Letonia, quizás es que no existen tampoco patriotas y simplemente son antirusos, o quizás es que los letones y los rusos de Letonia se lo pasan bien tirándose los trastos a la cabeza, aunque no engañaremos a nadie si decimos que la responsabilidad número uno en está ocasión recae sobre la elite política letona. Los letones se lo pasan bien echando la culpa de todo a los rusos, prosiguen con su exclusión social y política, y los rusos de Letonia siguen con sus banderas rusas en los coches, camisetas de Rusia y de CCCP , ahora incluso sacando pecho a cuenta de la “renovada” fortaleza rusa.

Los primeros, los letones, en su ejemplo de nacionalismo y patriotismo vacío impulsaron en Internet una iniciativa pidiendo a los suecos que invadiesen el país (como si no lo hubiesen hecho ya), y en contestación, algún ruso de Letonia abrió una página para recoger firmas pidiendo a Abramovich que compre Letonia. Pero no, Abramovich ni los rusos no van a comprar Letonia. Hace tiempo que en ella se ha impuesto la dictadura de los bancos y empresas escandinavas. Y lo que mejor lo simboliza es ver la camiseta de la selección nacional de jockey sobre hielo (el deporte nacional), de baloncesto y de cualquier otra disciplina deportiva. Compiten en campeonatos del mundo con una camiseta en la que además de poner Latvia, está la propaganda que dice: SwedBank. Más humillante imposible.

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