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lunes, 7 de febrero de 2011

CONTROVERTIDA AYUDA DE ESTADOS UNIDOS

Controvertida ayuda de EEUU en la lucha contra el narcotráfico en América latina
Sonia Alda
sábado, 02 de octubre de 2010
No cabe duda que, aunque en diferente medida, el narcotráfico es un grave problema que afecta a toda la región latinoamericana, bien por ser países productores de coca o porque su territorio es empleado como rutas para dar salida a la droga. Sin embargo, y pese a la existencia de esta amenaza común, es interesante observar cómo, según los gobiernos, se enfrentan esta amenaza de distinta manera. Muy particularmente en relación a la cooperación estadounidense.
Mientras que México y Colombia, ésta desde antes, cuentan con ayuda estadounidense, Venezuela y Bolivia por ejemplo rechazan frontalmente cualquier tipo de cooperación y presencia norteamericana. El motivo de esta diferencia es ideológico y no estratégico. Los países que se niegan a recibir esta ayuda se caracterizan por su furibundo antiimperialismo y de hecho guardan importantes diferencias programáticas e ideológicas con los gobiernos de los países latinoamericanos mencionados. De acuerdo a su planteamiento consideran que la ayuda estadounidense y la presencia de agentes en América Latina para cooperar en la lucha contra el narcotráfico ha sido una forma de asegurarse su intervención e influencia, sin control alguno, en la región.
Los países proclives a recibir ayuda estadounidense fundamentan su petición en la responsabilidad que los Estados Unidos tienen en el desarrollo del narcotráfico, pues son el mayor consumidor de drogas y, por tanto, es su demanda la que activa y acrecienta el problema. De acuerdo a este argumento México reclama permanentemente el aumento de la ayuda y la colaboración estadounidense que considera insuficiente. Por su parte, Colombia acaba de recibir la ayuda que los Estados Unidos habían congelado, por considerar que no se respetaban los derechos humanos.

La aspiración de recibir recursos estadounidenses impulsa a algunos gobiernos, como el de Alán García, presidente de Perú, a competir con sus países vecinos por conseguirlos, criticando abiertamente a Colombia porque recibe mucha más ayuda de los Estados Unidos que Perú. De hecho con el fin de conseguir fondos estaría dispuesto a consentir la presencia de tropas y helicópteros estadounidenses en territorio nacional a cambio de dicha colaboración.
Frente a esta postura se encuentran Venezuela y Bolivia que han rechazado toda la ayuda estadounidense en bienes, personal y dinero pues consideran que hasta el momento no ha sido más que una intromisión en la soberanía de sus países. El gobierno de Evo Morales decidió expulsar a la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA), en 2008, por considerar que lejos de contribuir a la lucha contra el narcotráfico se dedicaba a conspirar contra el gobierno. El rechazo de esta ayuda obliga a ambos gobiernos a demostrar que son capaces, sin los Estados Unidos, de combatir el narcotráfico. De ahí que Venezuela haya emprendido una intensiva campaña para demostrar su capacidad y recursos para hacer frente a esta amenaza pero, bajo su interpretación, sin las "imposiciones intervencionistas del Imperio".
No cabe duda de que los extremos nunca son buenos y en este caso tampoco. No parece aceptable no establecer límites a la presencia de un país extranjero en suelo nacional, con el fin de conseguir ayuda, siguiendo las declaraciones de Alán García; pero tampoco es realista prescindir de la cooperación y ayuda extranjera para combatir el narcotráfico, de acuerdo a la gravedad de este problema, como en el caso venezolano y boliviano. Es posible negociar, sin que por ello "el imperio vaya hacerse con los destinos del país", como plantean los antiimperialistas.
No se puede prescindir de la ayuda estadounidense, pero en este empeño por conseguirla o rechazarla, pareciera que queda descartada la cooperación interlatinoamericana. Esta es una amenaza transnacional y se hace imprescindible la acción conjunta entre países vecinos. Es preciso superar desconfianzas y flexibilizar un sentimiento nacionalista que impide esta colaboración entre los países de la región. Quizás si se llevara a cabo esta cooperación dentro de la región, la ayuda estadounidense no sería tan imprescindible en la región.
*Sonia Alda es Doctora en Historia por la UAM y profesora en el IUGM

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