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lunes, 24 de enero de 2011

Posibles peligros de el uso de energía nuclear

Energía Nuclear:

La tecnología nuclear constituye actualmente una espada de Damocles que pende sobre nuestras cabezas. Es la fuente energética de mayor poder, aunque no la más rentable. Sus dos principales problemas son:
- Desechos radiactivos de larga vida.
- Alta potencialidad aniquiladora en caso de accidente.

El estudio de su impacto ambiental debe llevarse a cabo, analizando todo el proceso de producción de la energía nuclear:

1. Extracción, concentrado y enriquecimiento de Uranio:

- La extracción del mineral provoca la contaminación por:

Sólidos: estériles de minería, que por su pobre concentración en uranio son desechados, aunque sean activos.
Líquidos: aguas superficiales y subterráneas, que por procesos de lixiviación (filtración), arrastran los materiales de la mina.
Gases: Radón, gas radiactivo, que se libera a la atmósfera una vez abierta la mina y que entre en contacto directo con los mineros.
- El proceso de concentrado y enriquecimiento se realiza en plantas de tratamiento, que generan idénticos desechos que en el proceso de extracción, pero en diferentes concentraciones. Una vez enriquecido el Uranio, está en disposición de ser utilizado como combustible en centrales de producción eléctrica nuclear.

2. Producción de energía:

En este apartado los problemas se plantean desde dos localizaciones:

- Centrales eléctricas nucleares: el proceso nuclear genera una gran cantidad de residuos radiactivos, que deben almacenarse en las dependencias de la misma central y en depósitos especiales para material radiactivo. Producen contaminación de aguas (con las que se refrigera), tierras y aire.

- Reactores nucleares: constituyen unidades energéticas móviles e independientes, generalmente utilizadas para la propulsión de submarinos y portaaviones de los ejércitos. Su peligro potencial es inmenso:

El riesgo de accidentes obliga a extremar las precauciones en el manejo de estas naves, pues una colisión, significaría la propagación en el mundo marino de la contaminación radiactiva.
El funcionamiento de estos reactores implica la producción de residuos contaminados, que han de ser depositados en algún lugar.
Riesgo de exposiciones a la radiación por parte del personal de las naves, debido a negligencias o averías.
Posible utilización de material bélico nuclear (después de Hiroshima y Nagashaki, no es necesario explicar sus posibles efectos).
3. Aplicación en medicina, industria, investigación y transporte:

De todos es de sobra conocido el tristemente famoso caso del acelerador de partículas en el hospital de Zaragoza. El fallo producido en la bomba de cobalto provocó la muerte de más de 20 personas. Este suceso es lo suficientemente descriptivo, para tomar en consideración la potencial peligrosidad de los elementos radiactivos.

Otra aplicación es la utilización, por parte de la industria, de materiales irradiados para obtener medidas de densidad espesor, etc.

Los peligros que esconden muchos centros de investigación y experimentación nuclear, son tan variados como el tipo de trabajo que se esté realizando en ellos. Y en la mayoría de las ocasiones desconocidos.

4. Clausura de centros nucleares:

El problema principal que se plantea a la hora de clausurar estas instalaciones es ¿qué hacer con los residuos radiactivos acumulados durante años?

Lo más corriente es que los residuos de alta actividad de almacenen en piscinas dentro de los recintos de las centrales nucleares y los de baja y media actividad se envíen a cementerios nucleares.

En resumidas cuentas, la clausura de centros nucleares suele ser más peligrosa y costosa que su puesta en marcha.

La existencia de las instalaciones nucleares, aparte del peligro potencial de accidente al estilo Chernobil, del peligro de radiación permanente que sufren sus trabajadores, de la liberación a la atmósfera y a las corrientes fluviales de partículas radiactivas, derivadas del funcionamiento normal de la central, de la producción de residuos radiactivos de larga vida, etc., también produce un freno al desarrollo económico de la zona (aparte del generado por la propia instalación), ya sea por coartar el turismo, por limitar las actividades agrarias o ganaderas o por ser el foco y la causa de conflictos sociales.

La manifiesta peligrosidad de esta fuente energética y de las instalaciones que la soportan, es fácilmente observable, si analizamos la excesiva frecuencia en que se produce algún tipo de accidente o anomalía, teniendo en cuenta los datos y las estadísticas conocida. Pero, ¿cuantos incidentes no habrán trascendido a la opinión pública por conveniencia de los poderes políticos y económicos? ¿Cuantas cuestiones desconocemos, debiendo conocerlas? ¿Qué consecuencias nos traerá a la larga toda esta historia? Es difícil saberlo.

Las espectaculares consecuencias de un accidente nuclear, como el caso de Chernobil, los devastadores efectos de los usos bélicos nucleares, el potencial peligro de sabotaje por parte de elementos terroristas, la candidatura a objetivo preferente en caso de conflicto bélico y el partidista e interesado manejo político al que se presta la tecnología y la industria nuclear, debería hacernos desistir de seguir por el camino de la locura atómica, que sólo nos puede llevar al desastre.

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